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HOSPEDAJE  ·  LODGING

 

 

Corral de Piedra dispone de "El Gallinero", un espacio para quienes desean pasar unos días en el campo y disfrutar una experiencia diferente entre sierras, arroyo, arboledas, cardos y piedras en Cura Malal, ubicado en la Prov. De Buenos Aires, a 18 km de Coronel Suárez y a 33 km de Pigué. Pueden alojarse hasta tres personas; calefacción a leña y wifi.

[ ver cómo viajar y mapa ]

 

El hospedaje cuenta con dos camas individuales o una cama de una plaza y media, juego de sábanas, toalla y toallón, y baño privado.

Pueden alojarse hasta tres personas.

Tiene vista al campo, con mucha luz de día y calefacción de una antigüa salamandra a leña; también disponemos de WiFi.

Tenemos dos bicicletas para pasear por el arroyo y el pueblo.

Cuando llegan al hospedaje, ofrecemos un desayuno con mate o café c/leche acompañado de tostadas y dulce casero.

   

Para mayor información y reservas, no dejes de escribirnos a

latranca.curamalal@gmail.com

o puedes comunicarte por teléfono al (2923) 65-2059

 

 

 

 

 


 

DAYS IN THE COUNTRYSIDE

Corral de Piedra owns enough areas for those who long for some days in the countryside, enjoying a different experience surrounded by hills, river streams, groves, thistles and big stones, all part of the town of Cura Malal, located in Buenos Aires countryside, 18 km from Coronel Suárez City, and 22 km from Pigüé.  [ see how to get there ]

 

For information and bookings,

please contact us at latranca.curamalal@gmail.com

 

 


 

· ALGUNOS HUESPEDES ·

 

Agustín Lohigorry y Iciar Olocco y García

 

Valeria, Mora, Marina y Hernán Alvaredo

 

Hugo Rosmarino y Mailin

 

Azul Cedrón, Antonia García Castro y Juan 'Tata' Cedrón

Luis Espinosa

Helena Gath (Francia)

 

Fredy Heer y Cecilia Maidana

 

Cynthia Asnard, Sofi Simon y Lúcas

 

Sol Ramos y Viviana Bilotti

 

eFegd y Fernando Fazzolari

 

José Carrizo con sus hijos Marcos y Nacir

 

Alejandro Matias Garros

 

 

· FOTOS ·

 

 

 

...y la vieja vida continúa, con la fuerza del tiempo acumulado. El alma lugareña, arraigada en un espacio muy pequeño y un pasado inmemorial, de extensión débil y de profundidad extrema, conserva todavía los temas de la sinfonía humana. No debemos olvidarlo ni privarnos de atención y respeto a los hombres de la vieja vida terrestre, que conserva en su carne, su corazón y su mente la simplicidad, la lentitud, la gravedad y la paciencia de las germinaciones naturales. Los que viven para las estaciones, los que trabajan con sus manos, los que se duermen en un paisaje no cambiado deslizándose entre las sábanas de sus abuelos...

El viejo Jung, durante semanas, fue a vivir en una cabaña en el bosque, completamente solo, y encendía su fuego, hacía su sopa, tomaba su agua en el manantial para volver a encontrar una dimensión humana y -¿cómo decirlo?- una verticalidad tranquila. ¿Y hay que negar lo que nos sucede a casi todos los que vivimos intensamente la aventura moderna, la aceleración, el formidable empujón de la inteligencia, la forja de las masas, el futurismo fantástico, hay que negar que soñamos a veces con ternura y desgarramiento, en la paz de la vieja vida, en el olor de una aldea?... ¿Contradicción o complemento?

El escritor Francis Brunel, inmóvil en los bosques durante horas, ha visto a una cierva dar a luz dos cervatos, mientras, según dice, “la brisa arrastraba hacia ella una lluvia de pétalos de oxiacanta... Y yo pensaba en los bosques sagrados que conozco, donde el Buda proclamó en otro tiempo su evangelio de amor y su respeto de la vida universal”.

Los que observan, y si es necesario trabajan para acelerar las grandes transformaciones de este mundo producidas por la ciencia y la técnica, y quizá por una fuerza superior unificadora, no deben perder el contacto con las raíces.

 

 

Nevada histórica en el pueblo - 22 de Julio de 2009

(en la foto): Joaquín Dylan, Mercedes, el Male y la Lola